El parlamento checo finalmente aprobó una ley que pone fin al impuesto de bienes raíces del 4 por ciento, poniendo fin a meses de incertidumbre sobre un impuesto enormemente impopular. El Ministerio de Finanzas anunció por primera vez que planeaba rescindir el impuesto al comienzo de la pandemia en un intento por devolverle la vida al mercado residencial. Pero la iniciativa se atascó entre la cámara baja del Parlamento y el Senado porque el gobierno quería poner fin a la capacidad de los prestatarios hipotecarios de obtener una cancelación de impuestos sobre los intereses que pagan. Finalmente se llegó a un acuerdo de compromiso, limitando la cantidad que podía amortizarse a 150.000 CZK. El martes, el proyecto de ley fue aprobado por 91 de 93 diputados, lo que significa que solo le queda al presidente checo firmarlo.
