Las tiendas eslovacas abrieron ayer después de una semana de cierre, pero las únicas personas que se suponía que debían trabajar o comprar en ellas eran las personas con pruebas negativas de Covid-19. Millones de eslovacos pasaron el fin de semana haciéndose la prueba por orden del gobierno, que pidió a los que dieron positivo que permanecieran en cuarentena. El gobierno también dijo que solo aquellos con pruebas negativas deberían presentarse a trabajar y amenazó con que solo aquellos con pruebas positivas recibirían beneficios. Sin embargo, los pedidos del gobierno dejaron a las tiendas en la difícil posición de tener que decidir si debían verificar a sus clientes en busca de pruebas negativas e incluso si tenían derecho a hacerlo. El diario Pravda habló con numerosas tiendas sobre la situación y confirmó que existía un nivel sustancial de confusión sobre cómo proceder. Ninguna de las tiendas de alimentos, así como las farmacias y droguerías, planeaba revisar las pruebas de sus clientes. Pero Datart dijo que había dado instrucciones a sus 17 tiendas para que asignaran personal para garantizar que no se excediera el número máximo permitido de clientes y que se cumplieran las “medidas válidas”. Las librerías de Panta Rhei se basarán en letreros que recuerden a los clientes su deber legal de no ingresar a tiendas que no sean esenciales sin una prueba negativa.
